Escribir para un concurso literario… y perderlo

Escribir para un concurso literario… y perderlo

Supongamos que te has dado el tiempo, has tomado el concurso como una meta, te dedicaste un año (o dos), fuiste a sacar tus copias, llegaste a la paquetería con las manos sudorosas, tuviste incluso el cuidado de no poner tu nombre real en el remitente, sino el seudónimo que elegiste para concursar y después de esperar pacientemente la fecha de dictamen, llega el día, abres la página y no ves tu nombre.