Si me hace usted favor, acompáñeme a platicar de aquellas publicaciones digitales formadas principalmente por archivos y bases de datos. Hoy no hablaremos de los intentos por preservar la imagen de lo que alguna vez fue su revista impresa.

Bibliotecas enteras de texto caben en una llave USB sabiéndolas almacenar. Imagine cuántos mundos caben en una red de servidores conectados a internet. El problema del espacio parece estar resuelto pues se ha ido abaratando pero hay factores más delicados que ponen en peligro la preservación de una publicación digital.

Del peligro más grande que atenta contra los acervos digitales

Si el dueño de una revista digital decide no pagar la cuota del hosting, de forma muy obediente la computadora que hospeda el sitio web dejará de servir la publicación. Pantalla en blanco. Sayonara.

FIN.

Los proveedores de hosting saben lo inconveniente que sería borrar inmediatamente la información, saben de los peligros de los editores de revistas cuando su bebé está privado de la exposición de internet por lo que simplemente deshabilitan la cuenta y si el cliente paga sus deudas, la reactivan con un click.

El peligro más grande que atenta contra los acervos digitales no es el espacio en disco duro, ni la memoria, ni los virus, ni los hackers. El peligro más grande que atenta contra lo intangible es el hombre y sus decisiones administrativas, económicas y técnicas.

He visto a los mejores proyectos de mi generación desaparecer de internet porque sus dueños decidieron no pagar algo tan accesible como el dominio. He visto cómo la falta de respaldos se ha comido esas horas y horas de trabajo de edición. He visto con tristeza cómo los enlaces se rompen al mudarse de servidor.

Humanos…

Del peligro de borrarlo todo por un resbalón de dedo

Cuando la cosa era más offline las papeleras de reciclaje virtuales se inventaron para evitar la miseria producida por borrar algo de forma accidental. Luego llegó internet y los manejadores de contenidos más populares como WordPress decidieron incorporar esta función. El secreto de las papeleras de reciclaje está en que el sistema no purga sino que marca como borrado el elemento y asigna un status intermedio entre publicado y borrado fácilmente restaurable. Claro que siempre hay quien se equivoca dos veces.

Buena parte de los sitios web están respaldados automáticamente por Google. Básicamente como funciona el buscador es como sigue: Google indexa una copia de internet y la ofrece a sus usuarios que son las personas que buscan algo. De acuerdo a una serie de factores los resultados de la búsqueda son ordenados. Para poder procesar tanta información es necesario almacenar una copia que convenientemente le puede salvar el pellejo: la caché de Google.

La otra opción para evitar el llanto es averiguar si su proveedor de hospedaje hace respaldos y pedirle uno.

No servirá de mucho para restaurar artículos recientes pero una curiosidad tecnológica es el Internet Archive con millones de capturas de la historia de internet.

De la nula garantía del dinero

A primera vista podríamos pensar que es mala idea alojar un sitio web en un espacio gratuito pues no sabemos si el día de mañana la empresa que lo hospeda cerrará. Pero igual puede pasar con todas aquellas empresas que nos cobran. Muy posiblemente quienes no cobran en efectivo ganan dinero a través de la publicidad. Así que harán lo posible por cuidar los contenidos en cuyas publicaciones aparecen sus anuncios. La información genera tráfico, el tráfico genera impresiones publicitarias y esas impresiones generan dinero. ¿Hay que pagar un hosting? Tal vez, todo dependerá de los objetivos de la publicación y de las políticas del programa al que nos queramos integrar. En el caso del servicio gratuito de blogs wordpress.com no es posible insertar anuncios de Adsense, pero sí lo es en su versión hospedada por nuestra cuenta, la versión descargable de wordpress.org. Sin embargo, si lo que queremos es promover la venta de nuestra revista impresa, tal vez sea buena idea complementar con un blog gratuito sin invertir en un hospedaje. No es por manipular, pero quiero que dé un respiro profundo y reflexione algo: ¿Qué usan las grandes revistas? ¿Blogs gratuitos? ¿Plataformas personalizables? ¿Qué tipo de revista quiere usted?

Tarea: saber en qué se usa el dinero que está invirtiendo y preguntarse qué tipo de revista tiene. Y qué persona es la que nos está asesorando con nuestro paquete de hospedaje, con las cuestiones técnicas. ¿Es acaso nuestra revista una visitada por cientos de personas mensualmente? ¿miles? ¿millones? ¿Lo será algún día? ¿Cuándo fue la última vez que usted revisó las estadísticas? ¿Qué le dicen? ¿Qué no le dicen? ¿Su revista se mantiene? ¿Su revista lo mantiene? ¿Va creciendo exponencialmente? ¿Le costará más recibir más visitantes? ¿Ganará más?

Del desastre perfectamente evitable

¿Cuánto pagaría usted por restaurar su revista si un día se incendiara el cuarto de servidores en la que vive su base de datos? ¿Había pensado usted que eso puede pasar? ¿Sabía usted que eso ha pasado? No se ría. O sí. Pero vea la foto de portada de este texto: es una mina de bitcoins que no siguió los estándares de seguridad, se sobrecalentó y se incendió.

Ruegue a su proveedor de hospedaje qué le cuente algo sobre la redundancia de sus datos. ¿No le puede contar nada? No vaya usted a descubrir que solo hay un servidor… corriendo Windows… por su sobrino… en su cuarto… con Telmex… a 24 meses sin intereses…

Del ridiculísimo costo que implica montar una revista digital

El costo tecnológico que implica montar una revista se ha reducido demasiado, pero al final del día tiene un costo. Repito: he visto revistas digitales morir por no renovar su dominio. Alguien tiene que pagar. Aunque sea poco dinero es posible desanimarse y decidir no preservar un proyecto. Pero está bien. Si el proyecto no vale la pena ni para pagar un dominio es preferible que desaparezca, que no estorbe. ¿Estoy siendo muy duro? No lo creo.

Del respaldo necesarísimo como la mejor solución a todos los problemas gordos de las publicaciones digitales

Hágalo ya o mande al niño, pero recuerde corroborar que los datos estén bien respaldados. La forma más fácil es hacer una mudanza de su información a otro dominio o carpeta dentro del mismo servidor. Nomás tenga cuidado de no sobrescribir. Sin miedo pero hágalo, no se quede con un sitio desactualizado, vulnerable, zombi. Mejor respalde. Aquí lo podemos guiar.

Colaboró para impetuosa: Jos Velasco.

De la preservación técnica de lo intangible
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